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Niños delincuentes, problema de adultos

Alguien escribió hace poco “la delincuencia comenzó cuando le quitaron la autoridad a los padres, a los maestros y a los policías y la tergiversaron con derechos”. Sí, son muchos los derechos que amparan a los menores de edad en Colombia, pero muy pocos los deberes que se les asignan en una sociedad como la nuestra que está en proceso de construcción.

 Agravada la situación con la falta de responsabilidad de hombres y mujeres que cada día engendran hijos, sin asumir el gran reto que implica la paternidad.

Menores que crecen en hogares sin Dios ni Ley, donde no se han fijado normas de convivencia, ni se les enseña a vivir en sociedad, donde sus únicos modelos han sido la televisión, los juegos electrónicos y el Internet, para mencionar solo algunos medios de comunicación que a través de la historia han tergiversado la verdadera formación en valores.

El caso del menor de 14 años que asesinó a dos personas en Medellín generó consternación, y mucho más cuando se conoció que no era la primera vez que lo hacía, pues según la Fiscalía el niño ajusta ya 12 homicidios. En lo corrido del año han sido aprehendidos 62 menores de edad vinculados a casos de homicidio.

De acuerdo con la Policía Nacional, entre enero y marzo de este año han sido detenidos 3.618 menores relacionados con hechos delincuenciales, precisando que el mayor número de menores tienen edades entre 16 y 17 años con 2.694 casos, y de 15 a 14 años con 920. Se ha registrado 1 caso de un menor de entre 12 y 13 años, y tres casos de menores de 8 a 9 años que estarían vinculados a hechos delictivos.
Estos hechos ponen nuevamente sobre la mesa el debate sobre la judicialización de menores de edad y hasta donde deben responder por los crímenes que cometen.

Algunos piden que sean procesados como adultos, así como se hace en Estados Unidos, hasta siendo condenados a cadena perpetua. Pero igualmente, ¿no se debería procesar a los padres de esos menores? A aquellos que olvidaron su tarea de ser los primeros formadores en principios y valores?. ¿El mismo Estado debería asumir su culpa, por no contar con una entidad que verdaderamente cumpla su papel de Bienestar Familiar? ¿Y que esa entidad no sea un ente más de burocracia y corrupción?.
Por Norberto Antonio Castaño Buitrago

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