A pocos días de cumplirse la jornada electoral que decidirá la suerte de la segunda ciudad en importancia del departamento del Huila durante los próximo cuatro años, los electores se debaten entre el temor de poner en peligro el proceso por una decisión judicial, dejar que el gobierno local continúe en manos de las mafias electorales o apoyar otra campaña menos contaminada y cuestionada.
Enredos judiciales
La pelea entre los candidatos Edgar Muñoz, quien se granjeó el aval conservador generando la división del partido, y Franky Alexander Vega Murcia, pupilo de los exalcaldes Pedro Martin y Gladys Canacué; es apenas uno de los factores generadores de la gran incertidumbre que hoy tienen los laboyanos frente a la elección del próximo 27 de octubre.
Aunque las acusaciones mutuas parecen ser un elemento distractor para desviar la atención de los verdaderos problemas en sus campañas, en el ambiente electoral no deja de preocupar la sombra negra de las demandas que ante el Concejo Nacional Electoral han sido interpuestas en contra de los dos, el primero por presuntamente violar las normas de publicidad política y el segundo por una supuesta inhabilidad para inscribirse como candidato.
La verdad es que de ser ciertas como parecen ser las acusaciones formuladas ante el alto tribunal, existe un peligro latente de que cualquiera de las dos, o las dos, se caigan antes o después del 27 de octubre, teniendo en cuenta que este tipo de procesos no duran más de cuatro o cinco meses, lo cual implica que la elección de uno de estos candidatos significa un alto riesgo para el futuro administrativo de Pitalito.
Paso firme y seguro
Los enredos judiciales en que están envueltos y la controversia política de baja altura que proponen Muñoz Torres y Vega Murcia, contrasta con la campaña moderada, respetuosa y coherente que desarrolla el Ingeniero Javier Valderrama, quien, con el respaldo de su partido, el Centro Democrático, ha logrado calar positivamente en el electorado y surge como una alternativa cierta de triunfo para este 27 de octubre.
La ventaja de Valderrama radica en que no se encuentra bajo la presión de los grupos económicos especializados en patrocinar campañas a cambio de contratos futuros, puestos públicos, modificaciones del perímetro urbano y todo tipo de coimas; no le debe su crecimiento político a ningún caudillo electoral, lo cual le otorga la autonomía y la libertad para presentar su propuesta sin más compromiso que la solución a las necesidades más apremiantes de los laboyanos.
Su postura firme y segura le ha significado un acelerado crecimiento y posicionamiento de su imagen frente a la opinión pública en los últimos dos meses, contrario a las demás campañas que se quedaron estancadas, según algunos sondeos de opinión y la última encuesta sobre la intención de voto de los laboyanos.
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