La mujer identificada como Jaqueline Chamorro Rodríguez fue sentenciada a ocho años de prisión, luego
de ser hallada responsable del asesinato de su esposo Epifanio Martínez
Rodríguez, en Neiva, se le imputo el delito de homicidio agravado en estado de ira e intenso dolor, por
el Juzgado Tercero Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento.
El togado no solo analizó en el juicio oral la declaración
de Jaqueline, quien rompió el silencio, sino el de sus hijas y hermanas de
Chamorro Rodríguez, que permitieron establecer que desde que la pareja inició
el matrimonio “el común acontecer fueron insultos y agresiones”.
Comida, veneno y cuchillo
La muerte de Epifanio Martínez Rodríguez, quien se desempeñó
por varios años como bombero de la Aeronáutica, ocurrió en su vivienda ubicada
en la calle 59 con carrera 1D en el barrio Las Mercedes en el norte de Neiva a
las dos de la tarde del 5 de junio de 2013.
Jaqueline, de 48 años de edad, quien dos meses antes había
denunciado a su esposo por maltrato, se encontraba parada en la puerta de la
casa, cuando llegó él y la regañó. “La empujó, la insultó por la denuncia…”,
dijo el juez, al recordar el testimonio de la mujer.
Agregó que el hombre le había manifestado a la mujer que
“debía morirse, que no servía ni para la cama, por eso se había conseguido otra
persona que amaba, le mostró la foto en su celular…”
El hombre no solo le mostró la fotografía de la amante, sino
que días antes en su casa y delante de su esposa sostuvo una conversación
telefónica con ella. “Me di cuenta que él tenía otra mujer porque lo llamaba al
celular y él contestaba delante de mí como si nada, decía que de malas si yo
escuchaba, que para qué andaba por ahí”.
La mujer en medio del dolor y la rabia, salió hacia la
tienda y compró veneno para ratas, le hecho a las lentejas que había hecho de
almuerzo, mientras su esposo se acostó a dormir. “Me llené de mucha ira, compré
dos paquetes del veneno, fue algo que yo no pensé, mi cabeza solamente estaba
llena de todas las cosas que él me hizo por todos esos años. Se lo eché a la
comida y me subí al segundo piso al cuarto”.
Minutos después el hombre se levantó, fue a la cocina, comió
lentejas y comenzó a sentirse mal. “De pronto él entró al cuarto y me dijo
perra qué le echaste a la comida y se me vino a golpearme, me cogió a pata, me
agarró de los brazos y me hizo una llave se karate y me tiraba del pelo, como
lo hacía muchas veces, forcejeamos, él intentó tirarme por las escaleras, pero
yo me alcancé a agarrar, eso lo recuerdo por pedazos, porque no sé qué más
pasó”.
Jaqueline en medio de la rabia corrió a la cocina, tomó un
cuchillo, regresó a la habitación y atacó con el arma blanca a Martínez
Rodríguez, causándole heridas que lo llevaron a la muerte.
La mujer, salió de la vivienda, se sentó en la banca de un
parque cercano, minutos más tarde fue a recoger a su hija a una iglesia
cristiana y la dejó donde una amiga, de donde salió hacia el CAI de la Policía
en Santa Inés y contó lo sucedido con su esposo Epifanio. “Caminé mucho y
llegué al CAI de Santa Inés, allí le conté a una policía que algo había pasado
en mi casa y que fuera a revisar”.
Maltrato, maltrato, maltrato
Los maltratos de Epifanio hacia su esposa Jaqueline, fueron
corroborados no solo por sus hijas sino por las hermanas del hombre.
Una de las hijas, señaló en el juicio oral que su padre les
infundía miedo cuando le pegaba a la mamá de manera brutal. “El papá tomaba y que
al llegar a la casa la besaba y que su mamá gritaba pidiendo auxilio, al día
siguiente le notaba los ojos hinchados y decía que le dolía el cuerpo”.
Otra hija manifestó que veía a su mamá en el piso y a su
papá encima agrediéndola.
Las hermanas de Jaqueline, declararon en el juicio oral que
él era celoso, le hacía reclamos, la agredía y al otro día la veían golpeada.
“Jaqueline les decía a las hermanas que no podía dejar a Epifanio porque
dependía económicamente de él y tenía que velar por sus hijas…”.
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