Esta acción ha
generado una fuerte controversia, ya que para algunas personas fue injusto e
innecesario que la solitaria señora fuera capturada por eso,
mientras en otros puntos de la ciudad hay delincuentes cometiendo sus
fechorías.
“Yo no soy una criminal. Están violando mis derechos”, se le escucha decir
a la mujer al momento en el que es esposada por los oficiales. Además, con tono
amenazante, le repite a uno de los uniformados: “Como quieras quiero, yo no soy
una ratera”.
Al final la alterada mujer se resigna a pagar el plato de sopa y se quedó sentada haciendo gestos de rechazo por el actuar de las autoridades.
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