A finales de enero, Samuel, de 14 años, creó una
cuenta de Twitter a escondidas de su madre e hizo un trino pidiendo ayuda para apoyar económicamente a su familia.
Adjunto subió unas cuantas fotos de sus dibujos y afirmó que vendía cada uno a un dólar.
“Hola, soy Samuel. Vendo mis dibujos a un dólar para ayudar a mi
mama con mi dieta, comprarle una casa y una bodega para que no trabaje en
la calle y se enferme de covid y comprarme una mantequilla de maní para
mí, gracias señor y señora”, escribió en la publicación.
Su tuit se hizo viral y ya cuenta con más de 18
mil ‘me gusta’, 12 mil retuits y 640 comentarios.
Por desgracia, meses después, ambos tuvieron que
regresar a Venezuela debido a que Magdalena perdió su empleo y sus compatriotas cercanos empezaron a ser discriminados, luego de que un grupo de inmigrantes robara una
tienda.
Desde su retorno, Magdalena ha luchado por
mantener a su familia y, sobre todo, tener suficiente comida para Samuel, ya
que el joven sufre de desnutrición y necesita una dieta estricta de seis
comidas al día: desayuno, almuerzo, cena y un refrigerio entre cada una.
A este percance se le suma que Samuel sufre de síndrome de Asperger, lo que provoca que padezca de ansiedad y trate
de buscar refugio en la comida.
El artista y muralista venezolano Oscar Olivares, que dirige una academia de arte, vio los dibujos
de Samuel y le otorgó una beca para estudiar dibujo. El joven también ha recibido un
portátil, juegos de lápices de colores y mantequilla de maní, una buena fuente
de proteínas.
Antes
de su tuit viral, Magdalena había usado su propia cuenta de Twitter para solicitar trabajo. Gracias a ello, logró obtener un empleo de
limpieza y abrió una cuenta en línea de recaudación de fondos.
Tiempo después, descubrió el nuevo trabajo de
Samuel gracias a que su hijo le pidió información de la cuenta para que
pudieran consignarle. Algunos de sus clientes le han llegado a pedir hasta diez dibujos a la vez.
Al adolescente de 14 años le gustan los personajes de anime, aunque también ha dibujado a Cristiano Ronaldo,
Bob Esponja y todo lo que el cliente desee.
Con
el dinero, Magdalena ha logrado adquirir productos para vender en un pequeño puesto de bocadillos en el centro de Barquisimeto. También, ha
comprado dólares para protegerse de la continua devaluación del bolívar, la moneda de Venezuela.
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